Somos Ana y Carlos, propietarios y libreros de La Libre de Barranco. Llevamos trabajando con ustedes desde nuestra apertura, hace ya dos años Llevamos combatiendo estos dos años la idea de que en Perú no se lee. Lo combatimos a base de trabajar doce horas diarias, seis días a la semana, dando un trato personalizado, recomendando libros, tratando de tener diversidad de títulos, de conocerlos para poder hacer llegar a cada lector el libro que busca y no conoce, o que busca y encuentra.
No sé si saben, pero una librería pequeña tiene un riesgo de desaparición muy alto en este país, especialmente por los pobres márgenes y la incapacidad de competir con las grandes superficies, que ofrecen grandes descuentos, lo que para una librería no importadora se convierte en una tarea titánica.
Aún así estamos orgullosos de haber resistido dos años, con dignidad y alegría y haciendo lo que nos gusta.
Ahora bien, que desde el propio sector, se opte por saltarse la cadena del libro, suprimir a los libreros, y vender directamente al por mayor, en muchos países está prohibido. En otros no, pero se ve muy mal, porque es un golpe a tus propios compañeros, el enlace entre editores y público y sin los cuales no existirían las editoriales. En este país ni lo uno, ni lo otro, como demuestra su reciente outlet en pleno período navideño.
Por supuesto que en un país que no regula la competencia y que no protege la diversidad de espacios de lectura, es legítimo. Pero entre compañeros, les decimos: están matando a su propia gente. Están matando a las librerías. Y con eso, están matando a los lectores, tratándoles como mercancía que sólo buscan los descuentos y minimizando la diversidad y la opción de que las librerías crezcan, lo cual es bueno para el sector, para escritores/as, distribuidores, libreros y editores. Y por supuesto para las y los lectores.
Saltarse la cadena del libro, suprimir a los libreros, saldar los libros dejándonos con los mismos un 40% más caros con nuestro ya precario margen, en plena campaña de navidad, de la que dependemos para sobrevivir durante el año, ha sido un gesto bastante feo.
Sólo queríamos hacérselo saber, así como se lo hacemos saber a nuestros clientes.
El panorama lector de este país lo construimos, y lo destruimos entre todos.
Felices fiestas